Esta Copa del Mundo no difiere mucho de lo que vimos en
Sudáfrica hace cuatro años, ya que se observan pocos movimientos tácticos y el
ritmo de los partidos son similares. Colombia y Grecia jugaron con intensidad
los noventa minutos, manteniendo un ritmo dinámico y veloz. Sin embargo, el
talento se impuso a la rigidez estratégica y el equipo sudamericano sacó
ventajas por la calidad de sus futbolistas. En otro juego, Costa de Marfil comenzó ganando ante Japón.
Colombia 3-0 Grecia
José Pekerman, entrenador argentino en Alemania 2006, dispuso de un 4-2-3-1, en lugar del 4-4-2 que venía ensayando previamente. Fue interesante ver a Cuadrado y a James prácticamente juntos y no ocupando los sectores opuestos del campo. Generalmente, James Rodríguez lo hace por izquierda, mientras que el volante de Fiorentina aparece siempre por derecha. Sin dudas, el entrenador priorizó la combinación de ambos, lo que potenció el poderío ofensivo de un conjunto que avanzó con velocidad en búsqueda del arco griego.
En tanto, los helenos también imprimieron velocidad en sus
movimientos y trabajaron sin posiciones fijas, complicando la defensiva
colombiana en los primeros minutos del encuentro. No obstante, el gol
tempranero de Armero cambió los libretos y Grecia tuvo que tomar las riendas en
lugar de pararse de contragolpe. Pero las ganas no alcanzaron y Colombia jugó
con el resultado y las acciones a favor. Los griegos demostraron falencias en
el retroceso y los colombianos fueron profundos.
Los europeos llegaron en un par de ocasiones a inquietar a
Ospina, aunque lo hicieron con liviandad. Grecia ha mejorado con los años, por
el momento utilizó un sistema 4-3-3, con laterales que se proyectaron al ataque
y con volantes que cumplieron diferentes funciones en un mismo partido. Sin
embargo, sufrió constantemente el talento ajeno y no supo como detener las
ambiciones de Colombia.
Es destacable que el equipo sudamericano no lateralizó, todo
lo contrario, avanzó verticalmente y lo hizo buscando permanentemente
sociedades. En su mayoría intervino James Rodríguez, el hombre con mayor claridad
táctica del pleito. Así, en la segunda mitad, Colombia generó peligro mediante
desbordes, sobre todo por derecha, y envió centros hacia Teo Gutiérrez, el
delantero. Una vez consumado el 2-0, los “cafeteros” se pararon 4-4-2 y
aguantaron las intensiones griegas, demostrando voracidad, contundencia y
solidez en todas sus líneas.
Costa de Marfil 2-1 Japón
Comenzó siendo un partido parejo, con poco por ofrecer, pero
Japón aceleró para un buen arranque, imprimiendo su juego veloz y profundo.
Honda era el mejor hombre del partido y contagió a sus compañeros. Los
marfileños empezaron algo perdidos y sufrieron casi todo el primer tiempo.
El dispositivo táctico nipón fue el tradicional 4-2-3-1,
aunque los jugadores fueron rigurosamente esquemáticos. No supieron aprovechar
sus propias cualidades para revelarse y dejar aflorar el talento. Tampoco
sacaron rédito de la defensa africana, que mostraba huecos por las bandas,
sobre todo desde el sector derecho donde Aurier se proyectaba permanentemente.
En la segunda mitad, Costa de Marfil tuvo un ingrediente que
cambió el encuentro: con Drogbá el equipo pareció inflarse de fútbol. Hasta que
el ex Chelsea ingresó, solo Gervinho había sido incisivo. Además, el duelo por
las bandas cambió de dueño y Aurier se convirtió en figura. Los costeños
utilizaron un sistema elástico, donde sus futbolistas rotaron, aunque el 4-3-3
pareció ser el esquema que mejor asimiló el conjunto africano.