Argentina afrontará el partido
de octavos de final con dudas respecto a su identidad y al sistema de juego. Dependiente
exclusivamente de Lionel Messi, la selección sudamericana tendrá enfrente a
Suiza, un rival de menor valía, pero con ideas claras, que fue goleado por
Francia y supo eliminar a Ecuador.
-Argentina: La teórica “idiosincrasia”
futbolística argentina asoma como en el Mundial pasado, y como en los
anteriores, bajo la tutela de periodistas deportivos arcaicos. “Con Messi y
diez llegamos a la final”, exponen algunos. Para colmo, despojándose de todo
tipo de preparación, Alejandro Sabella ensayó poco para determinar a qué jugar
y cómo hacerlo. Además, las dudas respecto a las últimas convocatorias reflejaron
cierta debilidad. Tener al mejor futbolista del mundo no es suficiente. Sin embargo,
este deporte dinámico e impensado puede resolver esto con un zurdazo mágico,
como ocurrió contra Irán. La selección albiceleste está disputando otro Mundial
sin un proyecto plasmado en su juego, carente de un plan estratégico e
improvisando según lo que decidan las “estrellas”. Lo cierto es que Argentina
está en octavos, luego de tres triunfos agónicos y por la diferencia mínima. Sabella
se dio cuenta -algo tarde- que el resto de los participantes se protegían mejor
que su seleccionado. Si a esta disyuntiva le sumamos el desequilibrio del equipo,
producto del potencial ofensivo y de la frágil defensa, tendremos el resultado
de afrontar el primer compromiso con un improvisado esquema 5-3-2. Este último
aspecto, sumado a la “idiosincrasia” localista de jugar con la tenencia del
balón para hacerlo rotar permanentemente, con un estilo similar al fútbol de
las décadas del ’70 y ’80, postergan la maduración. Otro de los errores del
entrenador, ante el temor de su zaga, fue superpoblándola, en lugar de reforzar
el mediocampo. Solo Mascherano intentó recuperar pelotas perdidas, mientras Di
María atacaba y Maxi Rodríguez o Gago pasaban al ataque, junto a tres
delanteros. Por otra parte, la falta de socios para Messi también es
consecuencia de la tendencia de juego. El 4-3-3 tampoco resolvió los
inconvenientes porque, en realidad, no existe ese dibujo, ya que Argentina
juega un real 2-4-4 o 4-2-4. Solo la zaga se queda atrás, los laterales están
en la línea de Mascherano y Gago, por lo tanto, Messi, Di María, Agüero e
Higuaín son los delanteros. Una invitación para los contrarios si pretenden
jugar de contragolpe. Un breve repaso indica que si no fuera por Romero y Lio,
Argentina sería un equipo más del montón.
El encuentro con Irán fue una demostración de que los problemas
defensivos comienzan con los delanteros, que no retroceden un metro para
marcar, desprotegiendo a un solitario Mascherano y exponiendo a Romero hasta
convertirlo en figura ante una de las selecciones más pobres de la Copa. Finalmente,
descubrimos que, además de lento, esta selección luce extremadamente largo.
Hasta ahora, como conjunto, Argentina nunca apareció, aunque el perfil parece
ser “atacar con mucha gente y dejar espacios atrás”.
-Resultados: Bosnia 2-1, Irán 1-0, Nigeria
3-2.
-Esquema: 4-2-4.
-Estrategia: tenencia
del balón, presionando en campo rival, proyectando a los laterales y buscar
espacios desde sus figuras.
-Ataque: búsqueda
constante de Messi para el desequilibrio, o en su defecto, a Di María.
Lateraliza para encontrar espacios y adelanta las líneas hasta el mediocampo.
-Defensa: endeble,
carece de experiencia y solidez. Como equipo defiende mal, no lo hace
escalonadamente y sufre demasiado los contragolpes. El retroceso es fatal para
los zagueros.
-Juego Colectivo: escaso,
la dependencia a las individualidades convierten a la selección en un puñado de
estrellas sin rumbo.
-Individualidades: Messi
es casi todo lo que genera, secundado por Di María y apoyado por Mascherano,
Rojo y Romero en la defensiva.
-Velocidad: el equipo
es lento, solo acelera con Messi y Mi María. No hay rapidez para hacer rodar el
balón y jugar a un toque.
-Físico: no se impone
con fiereza ni tiene aptitudes en este rubro. Algunos futbolistas llegaron con
pocos partidos encima por las lesiones.
-Suiza supo cambiar a
tiempo cuando se las vio negras ante Francia y volvió a su esquema tradicional,
es decir, el 4-2-3-1. Los esquemas solo sirven para ubicar a los jugadores en
un lugar determinado o posición, y algunos equipos lo hacen según las características
de sus integrantes o para adaptar mejor a ciertos jugadores. Posiblemente, lo
hagan ante la ausencia de talentosos, pero Shaqiri se transformó en un rompe
sistemas y es la figura ofensiva del conjunto alpino. Desde el medicampo, Behrami
e Inler refuerzan la estructura para contener, mientras que Xhaxa lo hace por
el medio, quienes se encargan de sumarse al ataque para combinar con los
puntas, Drmic y Stocker. La composición entre Shaqiri y
Lichtsteiner es fundamental por la derecha y Ecuador los sufrió. Básicamente, Suiza es un equipo medio de Europa,
no de gran nivel, pero colectivamente son productivos y funcionan
asociadamente. Por momentos puede ser un conjunto lujoso, pero en otros casos
peca de ingenuo por la juventud de algunos jugadores.
-Resultados: Ecuador
2-1, Francia 2-5, Honduras 3-0.
-Esquema: 4-2-3-1 o
4-2-2-2.
-Estrategia: estudioso
como su entrenador, trata de explotar errores del rival y esperar sus momentos
para apoderarse del control de la pelota. Sin embargo, se destaca cuando juega
de contragolpe.
-Ataque: apertura
constante por las bandas en búsqueda de Shaqiri y Xhaxa para generar juego con
desbordes. No obstante, los ofensivos rotan posiciones y suelen aprovechar las
diagonales.
-Defensa: sólida cuando
espera, frágil cuando sale en búsqueda del arco rival. Con pelota detenida es
más segura que en movimiento.
-Juego Colectivo: bueno,
aprovecha el talento de sus medios para asociarse. Cuidan la pelota como un
tesoro, pero la pierden cuando intentan improvisar ante rivales fuertes.
-Individualidades: Shaqiri
es su mejor hombre, Behrami tiene el control del mediocampo y Lichtsteiner es
lateral que más se proyecta.
-Velocidad: es un
equipo rápido cuando ataca, siempre y cuando jueguen de primera o de
contragolpe.
-Físico: fuertes en
defensa, pesados en ataque. Reservan fortaleza física para los últimos minutos.