La SuperLiga debería unir a la dirigencia de AFA

Buenos Aires, lunes 6 de junio de 2016 (Por el autor). A raíz de lo acontecido recientemente en la Asociación del Fútbol Argentino -con la llegada de la SuperLiga y los intentos de sabotaje-, imaginé un escenario supuesto para que la dirigencia se mantenga unida y dentro de las estructuras, más allá de la creación de nuevos torneos o futuras reparticiones por los derechos de TV. Así, ante la posibilidad de que existan dos campeonatos de primera, uno dentro y otro fuera de AFA, surgió este proyecto, por encima de los egos, las ideas separatistas y los intereses individuales, ya que una quiebra en la AFA es inmensamente perjudicial para todos los que actualmente la componen.
Desde mi experiencia en el mundo del Ascenso, conociendo el funcionamiento de AFA y de los clubes de Primera, y el pensamiento de los directivos, considero que de todo revuelo es factible una o más soluciones. Siempre tiene que haber voluntad, humildad y ambición. Conformar un torneo de Primera con 30 equipos destrozó el potencial que la máxima categoría había alcanzado con su desarrollo. Eso motivó una desestimación hacia los torneos de Ascenso, producto de que el Torneo de Transición acumuló una cifra inédita de participantes y partidos. 
Si buscamos la excelencia, la pirámide debe construirse con una base sólida y una cima afinada, y no al revés. Estas ideas tienen por objeto mirar hacia el futuro, sin divisiones, con mejoras estructurales, deportivas y económicas, pero sin proyecciones impuras ni intereses creados. Con este proceso, sobrarían lugares de poder para que los dirigentes puedan continuar "ofrendando" sus propios egos, aunque en pos del bien mayor. 
No robé ningún plan, sino que junté piezas para armar. Sin embargo, mi aporte "original" lo describo más adelante, con la organización de otro certamen -que podría ser casi paralelo- de Primera División, detrás de la Superliga, y que reemplace a la B Nacional...

Primeros pasos:
Es indispensable que cada sector de la dirigencia comprenda las necesidades del otro y puedan sumar proyectos, en lugar de imponerlos para dividir. Como primera medida, habría que romper el contrato con Fútbol Para Todos, desligar al Gobierno de semejante erogación de dinero y convocar a una licitación por los derechos de TV. 
En segundo orden, hay que reorganizar nuevos torneos: a la ya conocida Superliga debería seguirle un nuevo torneo de Primera División integrador, por debajo de aquella y que suplante a la devaluada B Nacional. 
Asimismo, es fundamental que se desarrollen elecciones reales en la Asociación para democratizar y complementar las posturas. Los dirigentes están perdiendo la batalla de la credibilidad, por lo tanto, es necesario un cambio de posturas y de actitudes.
Y por último, se necesitará reestructurar los estatutos y reglamentos de AFA, con un marco de validez legal hacia todos los cambios que existan en pos del futuro funcionamiento de la entidad.

La Superliga:
Esta competición ideada por los clubes más poderosos debería tener un carácter aún superior al que le otorgan actualmente los dirigentes. Es decir, la Superliga fue ideada como una liga de elite, donde participan los mejores equipos del país. Por lo tanto, la cantidad de integrantes deberá ser similar a la de otros torneos importantes del mundo, con no más de 20/22 equipos. 
La Superliga funciona bajo una comisión directiva con representantes de los clubes que la conforman -uno de los puntos que resaltan los directivos ideólogos- y que gozan de total autonomía para las decisiones del formato, estructura y administración del torneo. En paralelo, también cuentan con representantes en el Comité Ejecutivo de AFA para las cuestiones reglamentarias (arbitraje, tribunal de disciplina, calendarios, CONMEBOL, FIFA, etc.).
En principio, la Superliga poseerá un carácter transitorio de 3 años para acomodar su organización definitiva, sobre todo en lo concerniente a la clasificación a las copas Sudamericanas y a la repartición de los derechos de TV. 
Según mi postura, el título de campeón de la Superliga debería ser nuevo, de carácter especial y con una distinción superior al de los torneos anteriores de Primera, aunque con el valor estadístico de todos los títulos a nivel local. Los últimos dos o tres equipos de la tabla de posiciones, descenderán de categoría.
En lo referido a la clasificación a las copas, de manera transitoria, y durante los próximos 3 campeonatos, la Superliga tendría que aportar a la CONMEBOL 3/4 plazas para las Copas Libertadores y Sudamericana, para cederle cupos al "nuevo torneo" de Primera. Eso elevará la jerarquía de la "segunda categoría" del fútbol argentino.
El reparto de los ingresos por los derechos de TV deberá consensuarse, teniendo en cuenta que un monto irá a la Superliga, otro a AFA y los demás valores deberán contemplar a las categorías menores. 

Un nuevo campeonato de Primera División:
Teniendo en cuenta el carácter elitista de la Superliga, a la siempre amenazante escisión en AFA y a la estructura devaluada de la B Nacional, en necesario conformar una nueva categoría que le otorgase mayor rango a los clubes de la B Nacional y, al mismo tiempo, no desvalorice demasiado a los equipos que desciendan. Si hay “Superliga” es porque detrás ya existe una “liga”. Así, esa liga denominada Primera División debería ser el torneo de mayor jerarquía bajo el ala del Comité Ejecutivo de AFA, mientras la Superliga mantendría su administración de manera casi independiente.
Aunque esté instalado inmediatamente debajo de la Superliga, este campeonato servirá para potenciar a las demás divisiones de AFA. 
El campeón de la Primera División obtendrá un título semejante a los ganadores de la Primera tradicionales y no de la segunda categoría. El ganador más 1/2 equipos, podrán gozar del privilegio de jugar la Superliga en la siguiente edición.
La cantidad de participantes del torneo de Primera obliga a una división por zonas geográficas –dos o cuatro- para la realización de un certamen más equitativo en viajes e igualmente competitivo en su ejecución.
Los derechos de TV de la Primera División se podrán vender por separado o conjuntamente con los de la Superliga, aunque los ingresos que le correspondan a este campeonato no serán destinados hacia la liga de elite, pero sí hacia las divisiones de Ascenso.
Con esta estructura, la segunda categoría de AFA (a excepción de la Superliga que es autónoma) sería la Primera B -del mismo modo el Federal A- y el flujo de ascensos/descensos desde la Primera División podría aumentar o quedar estipulado de manera consensuada. Por ejemplo, con dos ascensos de la Primera B y dos del Federal A para el nuevo certamen de Primera.
La Primera División debería aportar equipos clasificados a las Copas Internacionales, ya que durante los primeros 3 años de transición, podrían disponer de -por ejemplo- 1 cupo para la Libertadores y 2 para la Sudamericana. 

AFA:
En principio, la AFA se compromete a modificar el estatuto para la implementación de los proyectos. También, transformará los reglamentos para las administraciones referidas a cada categoría en particular –como el manejo autónomo de la Superliga-, a la conformación del Comité Ejecutivo o los ítems que las partes crean necesario reestructurar. 
Finalmente la Copa Argentina mantiene su disputa y la plaza a la Copa Sudamericana.

Buenos Aires, lunes 6 de junio de 2016

Por Santiago Figueredo