
Buenos Aires, 14 de julio de 2016 (Por el autor). Con creación de la Superliga, los dirigentes de los equipos de Primera lograron dos objetivos primordiales para su causa: la administración de los recursos de la televisación y la independencia de decisiones del Comité Ejecutivo de AFA. Cansados de que los dirigentes del ascenso resuelvan por ellos, la máxima categoría del Fútbol Argentino logró autonomía para manejar su campeonato. A cambio, un porcentaje de los ingresos irá para solventar a las divisiones menores, que finalmente levantaron la mano por el dinero.
Hace poco más de
un mes, los grupos de poder, antagónicos de por si, carecían de voluntades para
acercarse y pergeñar un acuerdo común. Desde este espacio -y también enviando copias a algunos directivos del Ascenso conocidos-, propuse un cambio
radical del formato de los torneos y las estructuras de AFA, teniendo en
cuenta los intereses defendidos por cada sector. Sin embargo, y tras el pacto
de las últimas horas, quedó demostrado que el único interés común se reflejaba en
millones, ya que la Superliga se erigirá como un certamen elitista, del cual no
me opongo, mientras que la B Nacional continuará perdiendo valor
competitivo. De ahí hacia abajo, la decadencia continúa...
Ante ello, repasé mi idea original del 6 de junio de 2016, que está publicada en este sitio, y decidí modificarla para las divisiones del Ascenso, ya con la Superliga en marcha. El espíritu y los motivos de la propuesta son idénticos, pero el escenario cambió. Como dije en la nota anterior, “la conformación de un torneo de primera con 30 equipos destrozó el potencial que la máxima categoría había alcanzado con su desarrollo. Esto motivó una desestimación hacia los torneos de Ascenso, producto de que el Torneo de Transición acumuló una cifra inédita de participantes y partidos. Si buscamos la excelencia, la pirámide debe construirse con una base sólida y una cima afinada, y no al revés”...
Ante ello, repasé mi idea original del 6 de junio de 2016, que está publicada en este sitio, y decidí modificarla para las divisiones del Ascenso, ya con la Superliga en marcha. El espíritu y los motivos de la propuesta son idénticos, pero el escenario cambió. Como dije en la nota anterior, “la conformación de un torneo de primera con 30 equipos destrozó el potencial que la máxima categoría había alcanzado con su desarrollo. Esto motivó una desestimación hacia los torneos de Ascenso, producto de que el Torneo de Transición acumuló una cifra inédita de participantes y partidos. Si buscamos la excelencia, la pirámide debe construirse con una base sólida y una cima afinada, y no al revés”...
Creación de
un nuevo torneo de Primera División:
Con la Superliga
aprobada, y teniendo en cuenta que la idea es que participen a futuro no más de
20/22 clubes, algo lógico y razonable, este certamen debería ser la elite de
nuestro fútbol. De este modo, si hay una “Superliga” es porque inmediatamente
detrás ya existe una “liga”. En consecuencia, mi idea principal es la creación
de un “Nuevo Campeonato de Primera División” que sustituya a la B Nacional,
pero que conserve el carácter de “liga 1” o “Primera”. Así, esta nueva liga
denominada Primera División deberá ser el torneo de mayor jerarquía bajo el ala
del Comité Ejecutivo de AFA, mientras que la Superliga mantendrá una administración
independiente.
Aunque esté
instalado inmediatamente detrás de la Superliga- y que servirá para potenciar a
las demás divisiones de AFA- la Nueva Primera División debería conformada con los
clubes que hoy integran la B Nacional, más los equipos que irán descendiendo
desde la Superliga, según los planes de reducción. La organización y estructura
quedará a cargo de la AFA y será administrada por el Comité Ejecutivo.
Para impulsar el interés de esta división, el campeón del nuevo torneo (no el de la
Superliga) obtendrá un título semejante a los ganadores de la Primera División
tradicionales y no de la segunda categoría. Por lo tanto, el título que corone
al mejor de la Superliga debería ser diferente, incluso de una jerarquía
novedosa y superior a las actuales, aunque poseerá el valor estadístico de
todos los campeonatos logrados a nivel local. En síntesis, el conjunto que
conquiste el certamen de la “Nueva Primera División” sumará una estrella de
Primera de AFA, mientras que el ganador de la Superliga será acreedor de un título
de mayor valor que el anterior.
Por otra parte,
la cantidad de participantes del campeonato de la “Nueva Primera” obligará a
una división por zonas geográficas –dos o cuatro- para la realización de un
certamen más equitativo en viajes e igualmente competitivo en su ejecución, ya
que superarán –en poco tiempo- los 30 integrantes. Esto no genera que
desciendan más equipos que los pautados a la Primera B Metropolitana ni al
Federal A. Solo se agranda la nueva estructura de “Primera”, invirtiéndose el
modelo actual de la pirámide. Con esta ordenación,
la segunda categoría de AFA estaría conformada por la Primera B Metropolitana y
el Torneo Federal A.
Clasificación
a las Copas:
Para aumentar la
importancia de la “Nueva Primera”, esta categoría deberá clasificar equipos a
los certámenes de la CONMEBOL, tanto a la Libertadores como a la Sudamericana. Por
cuestiones obvias, la Superliga tendrá mayor relevancia para la clasificación
de sus equipos a estas disputas –sobre todo a la Copa Libertadores-, pero podrá
relegar algunos cupos para el campeón de la flamante división de Primera. Por
ejemplo, la Superliga podría aportar a la CONMEBOL sus 3/4 plazas para la Copa
Libertadores, mientras que la "Nueva Primera" se llevaría un cupo. En
cambio, a la Sudamericana irían 3/4 de la Superliga y 2 de la Primera División. En todos los casos, descontando el lugar ganado por el campeón de la Copa Argentina.
Derechos de
TV:
En referencia a
los derechos de TV de la Primera División, se podrán vender por separado o
conjuntamente con los de la Superliga. No obstante, los
ingresos que correspondan a este nuevo campeonato se comercializarán por separado y no
serán compartidos hacia la liga de elite, y sí hacia las divisiones menores del Ascenso.
Como comenté en
la nota anterior “es indispensable que cada sector de la dirigencia comprenda
las necesidades del otro y puedan sumar proyectos, en lugar de imponerlos para
dividir. Como próxima medida, habría que romper el contrato con Fútbol Para
Todos, desligar al Gobierno de semejante erogación de dinero y convocar a una
licitación por los derechos de TV”.
Por Santiago
Figueredo
Buenos Aires, 14
de julio de 2016